martes, 30 de abril de 2013

Estética y Pueblos originarios: algunas mínimas con sus silencios



Estética y Pueblos originarios: algunas mínimas con sus silencios.
Dr. Humberto González Galván




Si no aprende a dialogar con sus sombras,
la razón perecerá, ya no puede conquistarlas.
Eugenio Trías

  En Hegel, los ahora llamados “pueblos originarios” quedarían ubicados todos en un estadio cero dentro de la teodicea fenomenológica del espíritu que él se imagina absoluto. Queremos formular así nuestro primer anacronismo[1]. En efecto, basta citar sus comentarios en torno al nuevo mundo, ya entonces harto “descubierto” tres y medio siglos antes, para hacer consciente nuestra anterior afirmación anacrónica:
Mucho tiempo ha de transcurrir todavía antes de que los europeos enciendan en el alma de los indígenas un sentimiento de propia estimación. Los hemos visto en Europa, andar sin espíritu y casi sin capacidad de educación. La inferioridad de estos individuos se manifiesta en todo, incluso en la estatura… Recuerdo haber leído que, a media noche, un fraile tocaba una campana para recordar a los indígenas sus deberes conyugales… Así pues, los americanos viven como niños, que se limitan a existir, lejos de todo lo que signifique pensamientos y fines elevados… Todo cuanto en América sucede tiene su origen en Europa… Estos pueblos necesitan ahora olvidar el espíritu de los intereses hueros y orientarse en el espíritu de la razón y la libertad… En los animales mismos se advierte igual inferioridad que en los hombres. La fauna tiene leones, tigres, cocodrilos, etc.; pero estas fieras, aunque poseen parecido notable con las formas del viejo mundo, son, sin embargo, en todos los sentidos más pequeñas, más débiles, más impotentes. Aseguran que los animales comestibles no son en el Nuevo Mundo tan nutritivos como los del viejo. Hay en América grandes rebaños de vacunos; pero la carne de vaca europeas es considerada allá como un bocado exquisito.[2]

A casi doscientos años de dictadas por Hegel estas descomunales y lapidarias Lecciones sobre la Filosofía de la Historia Universal, la situación global espiritual es hoy muy distinta. Se revalora ahora una diversidad y un multiculturalismo con parámetros que no son ni dogmático-prescriptivos ni totalitarios, como aquellos que imponía de manera explícita el espíritu absoluto hegeliano. Tampoco se acepta hoy, sin caer en negligencias acríticas, ningún neo-colonialismo cultural, implicado este también en la teodicea hegeliana. En las nuevas condiciones conceptuales, políticas y culturales con que acabamos de rebasar el primer decenio de este siglo XXI, los pueblos originarios -que por su cuenta y riesgo han proseguido, hasta ahora contracorriente, sus respectivos y muy particulares desarrollos- se aprecian, en y con dialécticas incluyentes que los acreditan como distinguidos dialogantes. Este aprecio, cierto que no tan generalizado como quisiéramos, es cada vez más notorio en ámbitos intelectuales y académicos de vanguardia; intelectuales y académicos que muestran su solidaridad social a esos mismos pueblos originarios que tematizan en su visión conceptual. Por sí solo, este hecho da cuenta de una nueva realidad epistemológica del sujeto cognoscente convencional, ese que otrora se hacía el escurridizo y se excluía a priori de la relación objetiva con sus temas de estudio científico y conceptual. Es en esta nueva perspectiva cognitiva que la Filosofía hermenéutica habla de fusión de horizontes y que la Sociología poscolonial construye epistemologías del sur[3], entre muchas otras propuestas de avanzada pensante. En efecto, más allá de aquellas exclusiones exotistas con las que la lógica del mercado apartó en reservas-aparador a los pueblos originarios, o les quiso imponer baremos culturalistas ajenos a sus tradiciones e identidades propias; hoy, esos mismos pueblos originarios y lo que queda de sus culturas (que por fortuna no es poco), se van alzando por méritos propios. En efecto, estos pueblos, mediados en lo historiológico, historial y hasta historietal[4], por:

(a) una, ésta, severa crisis económica de inequidades y pobreza extremas,
(b) una, ésta, severa crisis política de corrupción e impunidad extremas,
(c) una, ésta, severa crisis social de pérdida extrema de valores y de esperanza, (d) una, ésta, severa crisis filosófica de polarizaciones extremas de modernidades contra posmodernidades conceptuales pero, sobre todo,
(e) una, ésta, severa crisis ecológica no negociable con paliativos sustentables y tramposas mediciones de impacto ambiental que dejan incólume el modelo desarrollista de rapiña “ilustrada” y depredadora, mismo que le dio lugar justo como la crisis que ahora pretende resolver de manera simulada;

Más allá, pues, de todas las anteriores mediaciones, reiteramos nosotros, los pueblos originarios (unos más que otros) van imponiendo, de manera pacífica, con la razón y la ley, los argumentos de nuevas lógicas inclusivas capaces de enfrentar en forma creativa todas las crisis antes enumeradas. Así entonces, es en este contexto histórico (historiológico, historial e historietal) de crisis generalizada y permanente,[5] en el que los pueblos originarios se ven hoy redescubiertos y justipreciados con nuevos ojos en lo que respecta tanto a sus estilos de pensamiento, como a sus formas de vida; bien asentados ambos (pensamiento y vida) en un sentido de la existencia que, de manera también anacrónica (ex post facto y avant lá lettre), bien pudiéramos caracterizar como medioambientalmente mediada. En otras palabras: el criterio ilustrado y eurocéntrico -con el que Hegel midió y juzgó a los pueblos originarios hace dos siglos-, hoy -dos siglos después de Hegel- ha sufrido un vuelco tan radical y crítico que ha llegado al grado de constituirse, para decirlo en su lógica, en su propia negación dialéctica (su negación de la negación), es decir: en antípoda de aquel desarrollo espiritual que, absoluto, terminó por multiplicarse en fragmentos cósmicos de nuevo signo, en mundos.       

Así las cosas, podríamos afirmar que en estos nuevos tiempos[6], y para seguirnos asentando anacrónicos, es más bien el espíritu del Zaratustra nietzscheano (con su muerte de Dios a cuestas) -y no el espíritu absoluto hegeliano-, el que ha ganado terreno histórico (historiológico, historial e historietal, de aquí en adelante ) al anticipar, de manera auténtica y precisa, la nueva vocación filosófica, misma que, enclavada en un mundo en permanente crisis económica y civilizatoria, quiere y busca nuevas esperanzas en términos de “reconciliación” con la naturaleza, y no en términos de prepotente imposición a ella desde un único dios-amo. En efecto, Georg Wilhelm Friedrich Hegel terminaba en 1831 sus lecciones de historia universal diciendo que;
Lo único que puede reconciliar al espíritu con la historia universal y la realidad es el conocimiento de que cuanto ha sucedido y sucede todos los días no solo proviene de Dios y no solo no sucede sin Dios, sino que es esencialmente la obra de Dios mismo.[8]

y, para Hegel, hay que decirlo, ese Dios, con mayúscula, es, en última instancia, el Dios cristiano. Así pues, mientras Hegel concluía así la historia universal de su espíritu absoluto, Friedrich Nietzsche, por su parte, principiaba sus propias lecciones, cincuenta años después, en 1881[9], con la buena nueva que anunciaba, de entrada, la muerte de Dios, de ese Dios hegeliano que, déspota, huraño, dictador y soberbio, se quiso incorporar a la romería de las divinidades como líder único e incondicional, siendo en realidad (por ello mismo) el aguafiestas de dicha romería; pero, ¿qué querría decir esta pretendida incorporación tiránica en razón de la “nueva vocación filosófica” apuntalada aquí en, con y desde los pueblos originarios, y cuyo testimonio anacrónico estamos ofreciendo? Por principio de cuentas, quiere decir que, los pueblos originarios y sus dioses (todos escritos con minúscula, incluso Tloque Nahuaque en su dualidad), tienen el mismo derecho a marchar en la peregrinación inquisitiva y gozosa de la vida; tienen el mismo derecho a estar presentes en el nuevo festín de Esopo[10] al que se convida hoy, posmodernidad y globalización mediante, a todas las culturas con todo y sus especificas maneras de platicar-practicar su sabiduría concreta. En otras palabras; no sólo de conceptos se nutre el pensamiento-sabiduría filosóficos, también la poesía y las emociones son sus nutrientes esenciales, con todo lo que ello implica.  Hemos estado sosteniendo aquí que Zaratustra, a su manera, pretendió también lo mismo con su evangelio de la muerte de Dios. Los dioses se murieron de risa cuando llegó Uno a decir que él era el esperado:
Los viejos dioses hace ya mucho tiempo, en efecto, que se acabaron: -¡y en verdad, tuvieron un buen y alegre final de dioses!
No encontraron la muerte en un «crepúsculo», -¡esa mentira que se dice! Antes bien, encontraron su propia muerte -¡riéndose!
Esto ocurrió cuando la palabra más atea de todas fue pronunciada por un dios mismo, -la palabra: «¡Existe un único dios! ¡No tendrás otros dioses junto a mí!»-
-un viejo dios huraño, un dios celoso se sobrepasó de ese modo.
Y todos los dioses rieron entonces, se bambolearon en sus asientos y gritaron: «¿No consiste la divinidad precisamente en que existen dioses, pero no dios?»
El que tenga oídos, oiga.-[11]

En segundo lugar, el evangelio nietzscheano del sí, de la salud[12] y de la vida, que parte dialécticamente de la muerte de un dios único; quiere decir también que, en general, hay que reclamar con actos creativos una imperiosa vuelta a la naturaleza. Nietzsche lo indica a manera de himno a la vida y lo encarna en su Zaratustra en términos de afirmación ilimitada[13]. Este reclamo es el de una nueva conciencia de participación creativa, el de una nueva conciencia de religiosidad y el de la nueva responsabilidad que dichas conciencias implican. Ahora bien, esto es justo lo que, desde sus diversas tradiciones específicas, han estado impulsando a contrapelo los pueblos originarios desde sus respectivas . Veamos lo que al respecto nos dice Mercedes de la Garza en relación a las visiones del mundo Náhuatl y Maya:
…entre los mayas y los nahuas la religión no es únicamente un aspecto más de la cultura, y, menos aún, un aspecto que haya tenido como única finalidad la justificación del grupo en el poder para dominar y explotar a los otros… sino que es, esencial e intrínsecamente, una vivencia del universo que impregna y dirige el sentido de la vida en su totalidad; para ellos, los dioses están en todo, son el origen y la generación continua de las cosas, son el espacio y el tiempo, y, por tanto, determinan todo lo que el hombre es y todo lo que el hombre hace… Así, el poder creador se explica por lo creado: los dioses se explican por el hombre, tanto como el hombre se explica por los dioses. Y los demás seres, el cosmos íntegro, existen porque hombres y dioses se sostienen mutuamente: los dioses generan la vida gracias a que los hombres los alimentan con esa misma vida. El sentido de la vida del hombre es, por tanto, cumplir con la misión para la cual fue creado, y esa misión consiste en ser el responsable de la existencia del cosmos.[14]

Una nueva conciencia de participación creativa, una nueva conciencia de religiosidad y una nueva responsabilidad articulada a ambas conciencias, exigidas todas por el Zaratustra nietzscheano, ¿no son lo mismo que pregona la resistencia cultural de los pueblos originarios? Cierto y, más aún, en estas tres interpelaciones coinciden tanto las visiones nahuas y mayas[15] con otra de las principales ideas de la visión de Nietzsche (aparte de la muerte de Dios, pero muy vinculada a ella), que ello nos impulsa a mantener de pie nuestro actual anacronismo; nos referimos a lo que Nietzsche considera su pensamiento más abismal, el pensamiento del eterno retorno de lo idéntico:
Dos caminos convergen aquí: nadie los ha recorrido aún hasta su final./ Esa larga calle hacia atrás: dura una eternidad. Y esa larga calle hacia adelante –es otra eternidad./ Se contraponen esos caminos: chocan derechamente de cabeza: -y aquí, en este portón, es donde convergen. El nombre del portón está escrito arriba: ‘Instante’./… Cada una de las cosas que pueden correr, ¿no tendrá que haber recorrido ya alguna vez esa calle? Cada una de las cosas que pueden ocurrir, ¿no tendrá que haber ocurrido, haber sido hecha, haber transcurrido ya alguna vez?/… Y esa araña que se arrastra con lentitud a la luz de la luna, y yo y tú, cuchicheando ambos junto a este portón, cuchicheando de cosas eternas -¿no tenemos todos nosotros que haber existido ya? –y venir de nuevo y correr por aquella otra calle, hacia adelante, delante de nosotros, por esa larga, horrenda calle -¿no tenemos que retornar eternamente?»/ Así dije, con voz cada vez más queda; pues tenía miedo de mis propios pensamientos y del trasfondo de ellos.[16]

En efecto, si la idea del eterno retorno de lo idéntico nos instala en el portón del instante en términos de decisión radical, ya que todo quedará registrado tal y como ahí aconteció (la araña, la luna, nosotros escribiendo estas palabras) nos encontramos aquí entonces rodeados de una atmósfera religiosa que, llena de símbolos, nos impulsa a ser poetas (buenos o malos), creadores de nosotros mismos. Ahora bien, no de otra manera es como empezaban a actuar los poetas entre mayas y nahuas justo a la llegada de los españoles. De acuerdo a la citada Margarita de la Garza:
Los poetas crean un nuevo concepto del hombre y del sentido de su existencia, que pretende dar un fundamento al hombre en él mismo: como Dios, el hombre es un ser creador; en desarrollar esta capacidad consiste la realización de su ‘rostro’ y su ‘corazón’, y en su obra creadora logra trascender su finitud y hacerse inmortal.[17]

“Hacerse inmortal”, en la perspectiva de estos pueblos originarios, es equivalente al asumir nietzscheano el eterno retorno de lo idéntico. E incluso el papel trascendente que Nietzsche asigna a la poesía, la actividad humana más metafísica de todas[18], es asumida de manera cultural e mente crítica por lo poetas nahuas y mayas:
La nueva actitud de los poetas, que ya no es la del sometimiento al dogma religioso, sino una actitud crítica, origina que el cambio y la muerte ya no se vea como un dinamismo ordenado, sino como mera caducidad irracional, y, por ello, Dios aparece como principio de desorden y el hombre como un ser precario sometido a la arbitrariedad de Dios, ya no como el ser de quien depende la vida de los dioses y del cosmos. Este sentimiento de inestabilidad y angustia, lleva a los poetas a buscar algo inmortal que trascienda al hombre, algo que le sobreviva en el mundo, y así encuentran en la creación poética, llamada por ellos ‘Flor y Canto’, aquello que permite la verdadera comunidad humana, que salva al hombre de la muerte y que da, por ello, sentido a su vida.[19]   

Miguel León-Portilla también da fidedigna cuenta de este hecho , de esta nueva situación de rebeldía por parte de los poetas, cuando interpreta el pensamiento del tlatoani Nezahualcóyotl.

Las doctrinas religiosas aceptadas por el estado y por el pueblo, acerca de la supervivencia de los guerreros como compañeros del sol, o de una vida feliz en los jardines de Tláloc, o teniendo que hacer frente a peligros y pruebas en las moradas inferiores del Mictlan, la región de los muertos, era ya objeto de duda en el pensamiento de no pocos tlamatinime. Nezahualcóyotl, recordando conceptos antiguos, tal vez de origen tolteca, expresa su duda preguntándose a dónde hay que ir, o que sabiduría hay que encontrar para llegar a Quenonamican, ‘donde de algún modo se vive’, a can on ayac micohua a ‘donde la muerte no existe’”

La breve interpretación que realiza León-Portilla del pensar poético de Nezahualcóyotl amerita un mayor desarrollo a fin de irnos adentrando en la cosmovisión estética de los pueblos originarios, el náhuatl en este caso, no ajena a una intensa y aguda asunción religiosa de una totalidad en la que la naturaleza ocupa un destacado lugar, como hemos antes indicado[20].

Nezahualcóyotl parte, nos explica León-Portilla, de una “profunda experiencia del cambio y del tiempo, en lengua náhuatl, cáhuit, ‘lo que nos va dejando’. Todo en tlaltípac, ‘sobre la tierra’, es transitorio, aparece un poco aquí, para luego desgarrarse y desvanecerse para siempre.”[21] Se constata esto en los siguientes versos de Nezahualcóyotl:
Yo Nezahualcóyotl lo pregunto[22]:
¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra?
No para siempre en la tierra:
sólo un poco aquí.
Aunque sea de jade se quiebra,
aunque sea de oro se rompe,
aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.
No para siempre en la tierra:
sólo un poco aquí[23].

Y si todo lo sólido se desvanece en el aire -para decirlo anacrónicamente con Karl Marx y con Marshal Berman-, con más razón se desvanecen el rostro y el corazón de los hombres mismos que, por más nobles y sabios que hayan sido, son siempre más frágiles que el jade o el oro. Ahora bien, no obstante la tristeza que esta constatación de finitud pudiera provocar, da asimismo pie a que el poeta-sabio inaugure nuevas formas de pensamiento y de esperanzado ánimo, aunque vayan  estos marcados por la duda:

¿A dónde iremos
Donde la muerte no existe?
Mas, ¿por esto viviré llorando?
Que tu corazón se enderece:
aquí nadie vivirá por siempre.
Aun los príncipes a morir vinieron,
hay incineramiento de gente.
Que tu corazón se enderece:
aquí nadie vivirá para siempre.[24]

¿Qué es lo que Nezahualcóyotl descubre como capaz de animar y enderezar el corazón humano? La respuesta no es otra que “flor y canto”, es decir, el arte o, con mayor precisión; la poesía:

Por fin lo comprende mi corazón:
Escucho un canto,
Contemplo una flor…
¡Ojalá no se marchiten![25]

“¡Ojalá no se marchiten!”, con este “ojalá” de duda esperanzada, el príncipe sabio Nezahualcóyot, señor de Texcoco, apuesta su corazón en el camino poético: “encontrar flores y cantos con vida y raíz”[26]
No acabarán mis flores,
no cesarán mis cantos.
Yo cantor los elevo,
se reparten, se esparcen.
Aun cuando las flores
se marchitan y amarillecen,
serán llevadas allá,
al interior de la casa
del ave de plumas de oro.[27]

Motivo de meditación poética para Nezahualcóyotl fue también Tloque Nahuaque, “el Dueño de la cercanía y la proximidad”, llamado también Moyocoyatzin, “el que se está inventando a sí mismo”, “quien es como la noche y el viento”, “el supremo Dador de vida” que, para el hombre, permanece oculto e inalcanzable. O para decirlo con un anacronismo ahora heideggeriano: Tloque Nahuaque es el ser-sido-siendo que se desoculta (aletheia) en el habitar poético del habla. Pero más que ahondar en este paralelismo metonímico, queremos avanzar un poco más en el calado propio del preguntar con el que Nezahualcóyotl insiste en mantenerse cerca y lejos a la vez de Tloque Nahuaque, de quien, además, “nadie puede decirse o ser amigo”[28]:
¿Eres tú verdadero (tienes raíz)?
Sólo quien todas las cosas domina,
El Dador de la vida.
¿Es esto verdad?
¿Acaso no lo es, como dicen?
¡Que nuestros corazones
no tengan tormento!
Todo lo que es verdadero,
(lo que tiene raíz),
dicen que no es verdadero
(que no tiene raíz).
El Dador de la vida
solo se muestra arbitrario.

¡Que nuestros corazones
no tengan tormento!
Porque él es el Dador de la vida.[29]

Como no puedo decirlo mejor que el propio León-Portilla, le cedo la palabra para ir cerrando el ejemplo “poético” (en el fondo religioso) de Nezahualcóyotl, botón de muestra del quehacer “estético” de los pueblos originarios:

Por encima de las dudas y del misterio que circundan al Dador de la vida, es menester aceptar su realidad. Esto es lo único que da tranquilidad y raíz al corazón. Tal parece ser la conclusión a la que llegó Nezahualcóyotl en su esfuerzo por acercarse al misterio de lo divino. Si Tloque Nahuaque es arbitrario e incomprensible, es también el Dador de la vida en cuyo libro de pinturas existimos. Los rostros humanos deben aceptar el misterio; deben invocar y alabar a Tloque Nahuaque. Así se puede vivir en la tierra.
Las flores y los cantos, el arte, creación la más humana del hombre, son el camino para acercarse. Al parecer, el mismo Dador de la vida con sus propias flores y cantos, quiso embriagarnos aquí. El siguiente texto de Nezahualcóyotl aparece, desde este punto de vista, como la síntesis final de su pensamiento:
No en parte alguna puede estar la casa del inventor de sí mismo,
Dios, el señor nuestro, por todas partes invocado,
por todas partes es también venerado.
Se busca su gloria, su fama en la tierra.
El es quien inventa las cosas,
él es quien se inventa a sí mismo: Dios.
Por todas partes es invocado,
por todas partes es también venerado.
Se busca su gloria, su fama en la tierra.

Nadie puede aquí,
nadie puede ser amigo
del Dador de la vida;
sólo es invocado,
a su lado,
junto a él,
se puede vivir en la tierra.

El que lo encuentra,
tan sólo sabe bien esto: él es invocado,
a su lado, junto a él,
se puede vivir en la tierra.

Nadie en verdad
es tu amigo,
¡oh Dador de la vida!
Sólo como si entre las flores
buscáramos a alguien,
así te buscamos,
nosotros que vivimos en la tierra,
mientras estamos a tu lado.
Se hastiará tu corazón,
sólo por poco tiempo
estaremos junto a ti y a tu lado.

Nos enloquece el Dador de la vida,
nos embriaga aquí.
Nadie puede estar acaso a su lado,
tener éxito, reinar en la tierra.

Sólo tú alteras las cosas,
como lo sabe nuestro corazón:
nadie puede estar acaso a su lado,
tener éxito, reinar en la tierra.[30]

¿Conclusión pesimista? En absoluto. Deja abierta la alternativa humana del camino de la Flor-Canto, un camino que afirma a quien lo anda y que, más allá de las inevitables dudas (y con ellas a cuestas), en esa misma afirmación le constituye un destino.

Y si nos hemos abocado a Nezahualcóyotl ha sido para hacer notar la importancia vital de lo poético (Flor-Canto) en la visión religiosa del mundo que penetraba la vida náhuatl en su totalidad. Otra constante en esta cosmovisión es la presencia de la naturaleza, ¿cómo se manifiesta esta presencia? Cierto que en este noble tlamatini de manera harto abstracta, dado el carácter metafísico que orientaba su pensar-poetizar específico[31]. No obstante, hay que recordar que la cosmovisión náhuatl del mundo implica una naturaleza impregnada de religiosidad, que siéndolo todo (la naturaleza), no puede omitirse de ninguna manera, aunque no se le mencione en forma manifiesta. Así es como hay que interpretar el pensamiento filosófico de un “observador de los astros, investigador de la naturaleza, hombre religioso y pensador profundo”[32], como lo fue Nezahualcóyotl, “a quien se atribuye haber descubierto la idea de un dios único, creador de todas las cosas.”[33] ¡Pero que dios!: Tloque Nahuaque, dios único pero dual, “dueño de lo que está cerca y de lo que está en el anillo o circuito”[34], es decir, de todo aquello que vemos y tocamos, así como de todo aquello que invisible a nosotros circunda sin embargo el mundo. En última instancia, principio vivificador cuya importantísima característica metafísica es el ser dual -hay que insistir mucho en esto-; dualidad que a su vez se dualiza en Señor dual y en señora dual. A este principio…
…nadie lo inventó ni le dio forma; existe más allá de todo tiempo y lugar, porque es una acción misteriosa que sólo con flores y cantos puede vislumbrarse, se concibió y se sigue concibiendo a sí mismo, siendo a la vez el agente (Señor dual) y paciente (Señora dual). O aplicando un concepto occidental [nos dice León-Portilla], siendo sujeto y objeto, en relación dinámica incesante que fundamenta cuanto puede haber de verdadero en todos los órdenes.[35]

De la abstracta visión noble de un gobernante-poeta náhuatl del siglo XV, queremos ahora pasar a la visión contemporánea que un humilde miembro maya, común y corriente, preserva en tanto cosmovisión personal, de aquel holismo metaforizante impregnado de sentimiento sagrado que, con respecto a la naturaleza, fueron desarrollando los nobles tlamatinime originarios. Nos referimos a Manuel Arias Sojom (1900-¿?), indígena tzotzil e informante de Calixta Guiteras Holmes en la larga investigación publicada en su libro Los peligros del alma, visión del mundo de un tzotzil[36]. En efecto, si consideramos que Calixta Guiteras conoce a Manuel Arias en 1944 y que la primera edición (en inglés) del libro es en 1961, estamos hablando de diecisiete años de elaboración reflexiva y de campo en constante interacción participativa. Trabajo de experiencia y tiempo. Las últimas líneas del libro de marras son las siguientes:
Manuel no concibe su universo como una estructura; no es un filósofo. Sin embargo, al responder con veracidad a mis preguntas, y sin darse cuenta de ello, me proporcionó, poco a poco, lo que ha venido a ser un conjunto sistemático, una estructura coherente en todas sus partes.
Finalmente, nos hace ver que el considera ese conjunto como una unidad, mantenida siempre por el hombre, desde el “principio”, con sus empeños en no romper el equilibrio que existe entre las fuerzas opuestas que batallan de continuo por la preservación y la destrucción de la vida humana.[37]  

Como en el fondo coinciden entre sí de manera solidaria, en una misma cosmovisión, tanto la noble perspectiva poética de los tlamatinime clásicos como la plebeya perspectiva prosaica de un tzotzil contemporáneo[38], sólo citamos aquí de éste último, por su cercanía con “lo estético”, lo correspondiente al lugar holístico que ocupa la naturaleza:
Todo lo que tiene sentido para el hombre posee un alma, la que se manifiesta en sus actitudes con respecto a él… No se cree que los hechos ocurran naturalmente. Todo suceso es resultado de la voluntad humana, la que se ejerce contra una externa, o a favor de esta última. Por ejemplo, una cantidad conocida de algo puede disminuir si así lo desea: se le da “de comer” a la fuente perenne para que sus aguas puedan conservarse hasta la próxima estación de lluvias; esto jamás se hace cuando se sabe que el manantial se seca en un corto plazo. He visto que a una cantidad de hilo, cuidadosamente medida, se le da de comer frijol y maíz antes de colocarla en el telar, para que no disminuya. A los instrumentos musicales se les ofrece aguardiente, para que puedan sonar con alegría… La conducta está dictada por dos necesidades urgentes: la conservación de la vida y la perpetuación de la sociedad.
La primera depende del mantenimiento de las relaciones armónicas con lo que le es externo al yo. Someterse al orden moral -que es norma universal- basado en los conceptos de hombre y ambiente, es cuidar el cuerpo… Vivir en paz con el mundo y con sus semejantes, y servir a su pueblo, es lo que cada individuo debe esforzarse en realizar. Y ello consiste en evitar los conflictos con todo y con todos.” [39]

¿Qué es lo estético para Manuel Arias Sojom, para Nezahualcóyotl, para los pueblos originarios? Lo estético es parte importante de la totalidad de sentido en la que cada uno de nosotros queda inserto de manera constitutiva y constructiva. Lo mismo puede decirse de la naturaleza. Son esto rasgos, que nos abren posibilidad de presencia poética a cada uno de nosotros en el todo (ahora, posmodernos, nos abren necesidad); son estos rasgos, decimos, los que nos permitieron apuntar un puente hacia la visión del Zaratustra nietzscheano, pues, ¿qué es lo estético en Friedrich Nietzsche sino todos sus filosofemas, concebidos en clave poética? Él mismo, su Zaratustra, son lo estético; son ellos naturalezas particulares y parte (constitutiva y constructiva) de la naturaleza… como Manuel Arias Sojom que, hasta nueva orden, no ha muerto. Por más que busqué en la red, no encontré dato alguno de su muerte, así que lo quiero imaginar vivo. Que a sus 113 años de edad siga procurando “descubrir la vida en plenitud”[40], fluctuando entre las dos tradiciones que le tocaron.

Palabras finales:
Mínima (hoy blanca) es, en música, una de las siete notas o figuras , cuyo valor es la mitad de la semibreve (hoy redonda). La mínima, como todas las figuras musicales, tiene un silencio de su mismo valor y supone que, durante ese tiempo, no se tiene sonido alguno. En este trabajo desarrollé algunas mínimas con sus respectivos silencios: Hegel, Nietzsche, Nezahualcóyotl, Manuel Arias Sojolm. Estos dos últimos no pueden seguir siendo sombras de la razón eurocéntrica, por lo mismo debemos aprender a dialogar con y desde ellos, con todo lo que representan y que nos es, a fin de cuentas, tan cercano.



Este trabajo lo dedico a cuatro filósofos. A Eugenio Trías, que se nos acaba de ir de este mundo hace unos meses. A Enrique Moreno Armenta, que se nos fue del Estado hace algunos años y que ahora radica su jubilación en Cuernavaca (¿pero es que se puede jubilar un filósofo?); a ambos filósofos los hermana la música.
Los otros dos colegas a quienes dedico esta conferencia (hermanados por músicas muy distintas) son Amadeo Peralta y Rubén Salmerón, cuyas pláticas constantes me llevan a contestar la anterior pregunta acerca de la jubilación filosófica con un no rotundo: no, a un filósofo no se le puede jubilar; no se jubila el pensamiento. A la persona sí, por supuesto (y ya están aquí los jóvenes listos para tomar la estafeta generacional); pero en el filósofo las ideas son una práctica constante en el mundo y una puesta a prueba en la realidad. Por eso nos metemos en problemas de todo tipo. En fin, que el pensamiento-práctica filosófico no se apaga siquiera con el último aliento de quien lo sostiene y le da vida. Ni Hegel ni Nezahualcóyotl se han jubilado. Ni los doce últimos años de Nietzsche en el psiquiátrico fueron una jubilación. Ni Trías ni Moreno se han ido. Ni Amadeo ni Salmerón se nos irán. Quede.  


 ANEXO UNO:


Lo que entendemos por HISTORIALES constituye un enjambre conceptual que involucra al menos lo siguiente:

a)    La historiología (José Gaos): “La historiología no es, por tanto, una reflexión metodológica sobre la historia rerum gestarum o historiografía, sino un análisis inmediato de la res gesta, de la realidad histórica. ¿Cuál es la textura ontológica de esta? ¿De qué ingredientes radicales se compone? ¿Cuáles son sus dimensiones primarias?”, tomado de Gaos, J. “La «Filosofía de la historia» de Hegel y la Historiología”, p. 30; que, a manera de introducción precede Lecciones sobre la filosofía de la historia, de Hegel (Madrid, Alianza, 1980).
b)   Los historiales propiamente dichos que, a manera de los historiales clínicos de Freud, quieren hacer suyo, desde el presente de un síntoma (idea, evento, imagen), el pasado de sus huellas mnémicas hacia el futuro de su conciencia activa a fin de “…devolver al enfermo la plena dimensión de su capacidad de resistencia, con la cual quizá se vuelva capaz de contrarrestar la injerencia del quebranto.” (Estudios sobre la histeria. Obras completas vol.II, Buenos Aires, Amorrortu, 1997, p.272).
c)    Lo historietal, tiene como mediación privilegiada la representación gráfica y dramática de lo narrado, sobre todo en obras populares al margen de la cultura académica oficial: caricaturas, telenovelas, reality shows, etc. Cfr. Armando Paredes. “La historieta ¿oficio de historiadores o puro cuento?”, en Acequias. Literatura y crítica cultural. 2010, no.52.





ANEXO DOS:

DOBLE ANTICIPACIÓN:
Anticipación de la perfección: el diálogo o, mejor dicho, la plática-práctica entre filosofía europea y sabiduría de pueblos originarios, fluye horizontal y sin colonialismo de la razón ninguno. Lo que la mueve (a la plática-práctica), siempre de manera crítica, pero ahora sonriente, es el bien común global y la comprensión específica de cada cosa puesta en juego en ella.
Aquí se explora un incipiente ejercicio de plática-práctica entre Europa (Hegel y Nietzsche) con los Pueblos Originarios (representados por Nezahualcóyotl y Manuel Arias Sojom). Plática-práctica de mínimas y silencios diversos.

Anticipación del límite: la globalización, tal y como la acabamos de anticipar de manera utópica operativa, tiene como principales contrincantes de lo nuevo anunciado en ella, la desigualdad tan dispareja de sus diversos componentes. Entre estos componentes, el poder político y económico son, con mucho, los principales a confrontar racionalmente.
Aquí, en este trabajo, la confrontación argumentada a esos poderes está presente como silencio.


ANEXO TRES:


Humberto González Galván.

Nacido en Mexicali, Baja California, hace 57 años, un doce de abril, no sabe cuándo va a morir, ni dónde se acabará su ´ora, por lo que se disculpa ante los académicos de historia convencionales al no poder, aún, indicar con precisión estos importantes datos historiográficos. Nos dijo que ´ora indica, en tzotzil, “la duración de la vida que se le ha acordado a cada ser humano, y se simboliza con la vela encendida”.

Ha publicado cuatro libros y otros tantos esperan en borrador a ser pulidos y dados a luz; ¿temáticas?, siempre las mismas: imaginación, hermenéutica, tiempo, psicoanálisis, literatura, plática, tragedia, instante, conversación, con-versación, con-ver-esa-acción... ideas, juegos de palabras, imágenes, música, silencios.

Se formó en la UNAM (licenciatura, maestría) y en la Universidad de Sevilla, donde obtuvo su doctorado en Filosofía en 1999 con un trabajo titulado Poetica Mortis. Conversación hermenéutico- filosófica con “Muerte sin Fin” de José Gorostiza. Cree que en ese trabajo se le agotaron en el cerebro las venas sistemáticas (si es que un día tuvo ahí algunas), por lo que desde entonces se ve obligado a pensar en los rincones y sus trabajos exploran márgenes, fragmentos, guiños, mínimas y silencios.

Nos va a leer ahora un trabajo que tiene muchas dedicatorias. Me encargó que aquí mencionara una sola: sus alumnos de Estética II, del cuarto semestre de Filosofía (al que yo pertenezco) porque, dice, fue al fragor cotidiano de este curso en el que se están imaginando y concibiendo las ideas que ahora se presentan bajo el título “Estética y Pueblos Originarios: algunas mínimas con sus silencios”.

El profesor Humberto me encargó que les dijera que “mínima” (ahora se le llama “blanca”) es, en música, una figura musical que equivale a medio valor de la figura redonda o semibreve. En otras palabras, vale la mitad de una semibreve. En fin, algo que es la mitad de chiquito de una cosa ya de por sí chiquitita: la semibreve. El fragmento de un fragmentito. También me pidió que les dijera que cada una de estas cosas o figuras musicales, las mínimas, se ve acompañada de un silencio de su mismo valor. Es decir, que, sin tener sonido alguno (por eso se llama silencio) define a las mínimas que acompaña. Dice el profesor que todo ello le parece algo extraordinario. Que, por ejemplo, se imagina las entrañas de la novena sinfonía de Beethoven hecha así, de mínimas y silencios. Por último, me confesó que su ambición más grande es que, con mínimas y silencios, como las que ahora leerá, llegue a escucharse algún día, si acaso, un pequeño acorde, alguna diminuta armonía. Pero que si no, que no le va a importar: que ha sido gozoso ensayar ese pequeño acorde en cursos con nosotros, con sus alumnos. Y que por eso nos dedica esta Conferencia Magistral (y se echó a reír cuando pronunció con graciosa solemnidad “Conferencia Magistral”).  


[1] Para una revaloración epistémica del anacronismo qua descubridor de objetos históricos, vid. Georges Didi-Huberman. Ante el tiempo. Historia del arte y anacronismo de las imágenes (Adriana Hidalgo, ed.).
[2] Hegel, G.W.F. Lecciones sobre la filosofía de la historia universal. Madrid. Alianza Universidad, 1980, pp.171 y ss.
[3] Hans-Georg Gadamer (Verdad y método); Boaventura de Sousa Santos (Una epistemología del sur).
[4] “La historiología no es, por tanto, una reflexión metodológica sobre la historia rerum gestarum o historiografía, sino un análisis inmediato de la res gesta, de la realidad histórica. ¿Cuál es la textura ontológica de esta? ¿De qué ingredientes radicales se compone? ¿Cuáles son sus dimensiones primarias? (José Gaos. “La «Filosofía de la historia» de Hegel y la Historiología”, p.30; que, a manera de introducción precede Lecciones sobre la filosofía de la historia, de Hegel (Op.cit)). Lo historial, por su parte, quiere hacer suyo el presente desde el que pasado y futuro se hacen consciencia. Lo historietal, está aún por construirse, pero tiene como mediación privilegiada la imagen, esto es, la representación gráfica de lo narrado, sobre todo en obras marginales.
[5] Lo que es de por sí ya una crisis para el mismo concepto de crisis, que debe definirse transitorio.
[6] En cierto sentido, en el sentido nietzscheano como se verá, los tiempos son siempre nuevos, por más que estén destinados a retornar idénticos (vid., su idea del “eterno retorno de lo idéntico”).
[7] La notación  que estamos aquí introduciendo deberá leerse, de acuerdo al contexto, ya en plural o singular, ya en masculino o femenino, implicando siempre el nudo de tiempos implicados en el narrador, entendido éste último como ser-acontecer.
[8] Con estas palabras terminan las Lecciones de Hegel (Op.cit., p.701), que abarcan los años lectivos de 1822-1823, 1824-1825, 1826-1827, siendo retomadas por último en los años lectivos 1828-1829 y 1830-1831.
[9] “Voy a contar ahora la historia del Zaratustra. La concepción fundamental de la obra, el pensamiento del eterno retorno, esa fórmula suprema de afirmación a que puede llegarse en absoluto, -es de agosto del año de 1881: se encuentra anotado en una hoja a cuyo final está escrito: «A 6.000 pies más allá del hombre y del tiempo.»” (Nietzsche. Ecce Homo. Cómo se llega a ser el que se es. Madrid. Alianza, 2002, p.103)
[10] Vid. Octavio Paz (Claude Lévi-Strauss o el nuevo festín de Esopo. En Obras completas. Vol. 10, p. 489 y ss.).
[11] Nietzsche, F. Así habló Zaratustra. Un libro para todos y para nadie. Madrid. Alianza editorial, 1984, p.256.
[12] “«Nosotros los nuevos, los carentes de nombre, los difíciles de entender» -se dice allí- «nosotros, partos prematuros de un futuro no verificado todavía, necesitamos, para una finalidad nueva, también un medio nuevo, a saber, una salud nueva, una salud más vigorosa, más avisada, más tenaz, más temeraria, más alegre que cuanto lo ha sido hasta ahora cualquier salud…». (Nietzsche, F. Ecce Homo. Op.cit., p.105).
[13] “-Zaratustra es un danzarín-… no encuentra en sí, a pesar de todo, ninguna objeción contra el existir y ni siquiera contra el eterno retorno de éste –antes bien, una razón más para ser él mismo el sí eterno dicho a todas las cosas, «el inmenso e ilimitado decir sí»… «A todos los abismos llevo yo entonces, como una bendición, mi decir sí»…” (Nietzsche, F. Ecce Homo. Op.cit., p.113).
[14] De la Garza, M. El hombre en el pensamiento religioso náhuatl y maya. México. UNAM, 1990, p.14 y pp.130-131.
[15] Aunque, en general, de todos (como indicaremos adelante).
[16] Nietzsche, F. Op.cit, pp.226-227.
[17] De la Garza, M. Op.cit., p.134.
[18] La poesía, la actividad humana más metafísica de todas.
[19] Ya Mercedes de la Garza nos había advertido del movimiento de rebeldía que los poetas empezaban a oponer a la tradición religiosa convencional que determinaba, en forma por demás dogmática, una lucha de contrarios (muy a la hegeliana, diríamos): “El mundo en el que el hombre tiene que vivir está regido por una lucha de contrarios, que constituyen el motor del cambio; estos contrarios son vida y muerte, dos energías opuestas que traen consigo el bien y el mal… cuando los hombres mueren han de continuar realizando ese destino… sigue determinado, aún después de su muerte, a cumplir con la relación de interdependencia establecida con los dioses… Esta concepción del hombre y el sentido de su vida fue, de algún modo, puesta en tela de juicio por un grupo de poetas, nobles nahuas que empezaron a reflexionar sobre el hombre, al margen de la tradición religiosa, con el afán de dar un sentido propio a su existencia, de justificarla por ella misma… Para ellos [los poetas], la vida del hombre carece de sentido por el hecho fatal de la muerte; la vida no es verdadera por ser temporal y finita, lo cual supone que los poetas buscaban algo inmutable que diera sentido a la existencia humana” (Op.cit., pp.133-134). Y lo encuentran en la poesía, en “Flor y Canto”, como se verá adelante.
[20] Ya señalada por Antonio Caso (La religión de los Aztecas, 1936), ya confirmada y asumida por Ángel María Garibay (Historia de la literatura náhuatl, 1953-1954), queda claro que “Tan grande era la importancia que tenía la religión para el pueblo azteca, que podemos decir sin exageración que su existencia giraba totalmente alrededor de la religión… No había un solo acto, de la vida pública y privada, que no estuviera teñido por el sentimiento religioso.” (Garibay, A.M. “Poesía religiosa”, en De Teotihuacán a los Aztecas. Antología de fuentes e interpretaciones históricas. México. UNAM, 1983, p.563).
[21] “Interpretación del pensamiento de Nezahualcóyotl”, en De Teotihuacán a los Aztecas. Antología de fuentes e interpretaciones históricas. Op.cit., p.580.
[22] ¿No nos recuerda, este preguntar poético en primera persona del singular, la nueva situación epistemológica del sujeto social promovida, entre otros, por de Sousa Santos en su epistemología del sur?
[23] Ms. Cantares mexicanos, fol.17 r. (citado por León-Portilla, ibídem).
[24] Ibíd., fol.70 r. (citado por León-Portilla, ibíd., p.582).
[25] Ms. Romances de los señores de la Nueva España, fol.19 v. (citado por León-Portilla, Ibídem).
[26] León-Portilla, M. Ibídem.
[27] Ibíd., pp.582-583.
[28] Ibíd., p.584.
[29] Ibídem.
[30] Ibíd., pp. 585-586. León-Portilla cita los folios 4 v. y 5 v., de Romances de los señores de la Nueva España.
[31] Político, guerrero, estadista y constructor; su reinado en Texcoco duró cuarenta años.
[32] Así lo indica Emeterio Valverde Téllez, “primer historiador de la filosofía en México” según don Miguel León-Portilla (La Filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes. México. UNAM, 1993, p.36).
[33] Ibídem.
[34] Ibíd., p.167. También se encuentra un excelente análisis filológico de este difrasismo en pp.392-393.
[35] Ibíd.,170.
[36] México. FCE, 1996 (primera edición en inglés 1961).
[37] Ibíd., p.255.
[38] Luis Miguel Gallardo Salazar lo señala en los siguientes términos: “La dualidad en campos específicos”: la complementariedad y la alternancia, como elementos de la dialéctica mesoamericana… En general, se trata de un principio dual o de dos principios generales complementarios que podrían haber sido llamados ‘sustancia uno’/‘sustancia dos’ o ‘masculino’/ ‘femenino’ o, también e incluso ‘positivo’/‘negativo’.” (p.60), en “Mesoamérica: una alternativa epistémica no kantiana” (Martínez Contreras, J. y Ponce de León, A. (coordinadores). El saber filosófico. Vol. III. México. S.XXI-AFM, 2007.
[39] Guiteras Holmes, C. Los peligros del alma. Visión del mundo de un tzotzil. Op.cit., pp.238-239. 
[40] Ibíd., p.225.