lunes, 5 de diciembre de 2011

¿QUÉ ES LA IDENTIDAD?

¿QUÉ ES LA IDENTIDAD?

Por: Susana Lozano Flores

El concepto de identidad aparece entre los griegos del siglo IV a. C. aunque solo era un concepto de orden filosófico que poseían unos cuantos sabios de la época y no el cual solo se pretendía referir a las cualidades de la materia.
Entonces la identidad de un individuo se desarrolla a partir de un grupo socialista que se encuentra en continua construcción  misma que se logra a partir de su relación con el otro al que necesariamente se entrega y se práctican emociones, pasiones, y otras tantas cosas importantes para el hombre.
Por lo tanto, esta ambigüedad de identidad se encuentra vinculada con la percepción y la interpretación posibilitando de esta manera la existencia de la mentira  y la ilusión, de los llamados fantasmas mentales que también son una parte muy importante de la ideología y que por lo mismo entran por oposición complementaria, en relación directa con todo proceso de identidad cultural (Perez, T, Rafael. Aprender-comprender. La antropología, México. CECSA. 200. Pág. 51).
Por ultimo los organismos satisfacen apetencias, sea a través del juego o de la exploración a partir del correr, saltar, oler, tocar, escarbar, roer y masticar, estos son unos de los tantos casos en lo que los hombres practican su identidad.


CRISTIANISMO ANTIGUO



Cristianismo Antiguo

Por: Susana Lozano Flores
Apareció cuando la razón, encontró su expresión sistemática en Grecia. Aportando nuevos datos acerca de Dios, el hombre y la conducta de las facultades humanas. Estos son enriquecidas y afinadas con el objeto de la fe cristiana.
Tomando categorías del orden sobrenatural, la gracia y el pecado. Los filósofos tomaran estos conceptos en la extensión de la influencia del cristianismo introduciéndolos al reino del abstracto en esencias puras de las causas supremas y las distintas definiciones.
Así que el cristianismo es la religión del hombre[1], Dios y una norma de vida. Extendiéndose una filosofía y una teología cristiana, tratando de comprender el sentido profundo de este mensaje y cosmovisión. Y la explicación congruente con los conceptos Dios, hombre, conducta humana y la conciencia comunitaria.
Por lo tanto, el concepto de Dios es un anunció de la existencia de Dios, asiendo este personaje diferente de las cosas de este mundo. Esta presente en los seres, cosas y el hombre, este mismo lo ha creado a su imagen y semejanza. Abarcando los conceptos de creación y providencia siendo conjeturados en la filosofía Griega. La revelación cristiana habla de un Dios, el cual se convierte en un ser bondadoso que todos podemos llamar padre. Por los cual Dios es amor, bien en su definición. Con esta noción se puede entender la cosmovisión cristiana, que coloca los valores, la actitud y el sacrificio amoroso.
Por otro lado, el hombre no es solo espíritu, sino una síntesis de materia espiritual superior, brindando alcance al hombre en sus dos niveles no podría entenderse el misterio de la resurrección de la carne. La naturaleza humana esta herida, es la doctrina del pecado transmitido  a todo genero humano consiste en la donación del sentido humano. Interviniendo en la conducta humana dentro del cristianismo el amor también es de gran importancia, por lo que consta de la generosidad, sacrificio y donación. Realizando algunos puntos esenciales en su vida de bien moral asumiendo la realización de la gracia.
El autentico cristiano se reconoce por su conducta, el cual produce un movimiento en el sentido humano que es el amor a Dios, Cristo y al prójimo. Pero en ocasiones se provoca el pecado lo mejor seria que no se incluyera en un bien personal. Este afecta al hombre, pero la iglesia trata de abordar el sentido comunitario dentro del cristianismo, tratando de integrar al hombre en la comunidad, por medio de una intercomunicación de personas, cuya cabecera es el mismo Cristo.


[1] Considerando el alma superior que el hombre, claro sin despreciar el cuerpo, porque este cambia con el tiempo y en el espacio. Mientras el alma solo cambia con el tiempo, partiendo de una cierta  ignorancia y obteniendo conocimiento poco a poco.


jueves, 3 de noviembre de 2011

ZAMBRANO Y LA UTOPÍA DE LA BELLEZA IRRENUNCIABLE.






Por: Luis Domínguez Bareño
















"Vale más condescender ante la imposibilidad, que andar errante, perdido, en los infiernos de la luz."



 María Zambrano (Málaga 1904- Madrid 1991) es sin duda, una dama poseedora de una potencia filosófica incalculable, de la que todavía nos queda mucho que aprender; una filósofa, pensadora, que es viva imagen irreprochable de la inteligencia femenina. La mas alta representante de la luminosidad femenina aplicada al conocimiento de los asuntos mas entrañables de las Humanidades. Discípula de Ortega y Gasset, sale exiliada -"transterrada" diría Gaos- hacia América en el año de 1939, reside en Cuba, Chile, Puerto Rico y México, fué aquí último donde pasaría una temporada enseñando filosofía en la Universidad de San Nicolás de Hidalgo y, en  el mismo 1939, se sirviera del otoño de la ciudad de Morelia para escribir su obra "Filosofía y Poesía".

 En esta pequeña obra sienta sus reales un esfuerzo comprensivo intenso, donde la feminidad alcanza una lucidez prodigiosa en el entendimiento. Zambrano viene de su patria expulsada, con las esperanzas puestas en el renacer de su pensamiento y vida filosófica,  en las fronteras irreales de la utopía de un nuevo mundo. La imposibilidad filosófica funda destino, aplicarse a los estudios de la filosofía por la vocación de no poder dejar de hacerlo; desbocándose en una rebelión del pensamiento hacia lo acomodaticio y, por otro lado, encaminando una tendencia salvadora, asegura la supervivencia del logos pensante frente al desvaneciente abismo de la nada.

 "Filosofía y Poesía" es un laberinto inagotable donde el lenguaje, como una cobija de pétalos sobreponiéndose, se van turnando para hablarnos, poéticamente de la filosofía en un rato, y divagar filosóficamente sobre la poesía en otros ratos. Zambrano maneja una idea tajante a través de sus páginas, esa idea, a saber, es que la totalidad humana no se agota en una sola parte del pensamiento, cualquier manera de imponer la filosofía sobre la poesía y, viceversa, está destinada al fracaso; el humano es multiplicidad pero también unidad, la razón es buscada incesantemente por la filosofía, pero la poesía es hallazgo, encuentra al individuo arrojado en toda su mísera o dichosa humanidad.

 "La filosofía es un éxtasis fracasado por un desgarramiento. ¿Qué fuerza es ésa que la desgarra?¿Por qué la violencia, la prisa, el ímpetu de desprendimiento?"1 La fuerza que le imprime Platón al pensamiento desde sus inicios, tiende a imponer al logos esa violenta búsqueda de la verdad; ¿qué es ésto que veo? ¿lo real? sí pero insufiente, una copia barata de lo verdadero, un cacharro temporal comparado con lo eterno. En esa búsqueda Platón se eleva y se rebela, en el flujo de la esencia se monta encaprichado en su apuesta por el ser: la imperfección del mundo corrompible, cambiante y fugaz no es nada comparado con la perfección de la unidad intemporal de las ideas, de lo incambiable, de lo que se encuentra más allá de la superficie del mundo. La realidad, las cosas, la vida misma exprimidas hasta el tuétano cruelmente sin encontrar la idea fiel a sí misma. Desde entonces entre los filósofos se busca la verdad con infinito amor, se firma la renuncia al mundo por un vaso de unidad, por una gota de verdad: la incesante duda se esencializa en el persistente martirio de la interrogación.

 "Poesía es vivir en la carne, adentrádose en ella, sabiendo de su angustia y de su muerte."2 Esta es la realidad a la que se apega la poesía, la realidad caducable y humana de la vida misma con todos sus defectos temporales; el poeta se embebe de lo temporal y sigue el rastro de las cosas a través de todas sus imperfecciones, sufre por el deseo, por las sombras y fantasmas ardorosos de lo que fué y lo que será, el cambio como el estado natural en que se le presenta el mundo es aceptado, se vive en lo heterogéneo con la angustia de la aniquilación, esto es lo que imprime la poesía en la carne, el pleno conocimiento del inevitable devoramiento del logos como el consumo favorito del tiempo cósmico que todo lo absorve. "Vagabunda, errante, la poesía pasó largos siglos. Y hoy mismo, apena y angustia el contemplar su limitada fecundidad, porque la poesía nació para ser la sal de la tierra y grandes regiones de la tierra no la reciben todavía. La verdad quieta, hermética, todavía no la recibe...En el principio era el logos. Si pero...el logos se hizo carne y habitó entre nosotros, lleno de gracia y de verdad".


1 Zambrano María, Filosofía y Poesía, Fondo de Cultura Económica, México, 2010, p. 17.
2 Zambrano María, op cit., p. 57.
3 Ibid., p.25.

martes, 18 de octubre de 2011

ORTEGA Y GASSET: EL QUIJOTE DE LA CIRCUNSTANCIA

Por: Luis Domínguez Bareño







Las verdades, una vez sabidas, adquieren una costra utilitaria;
no nos interesan ya como verdades, sino como recetas útiles.


En el reflejo de la luz la filosofía, dentro de la filosofía la historia de los problemas y sobre los problemas hablamos. Nunca se ha desperdiciado lenguaje cuando el hombre se aboca a la discusión de sus problemas históricos y filosóficos. Nunca se ha detenido la historia por ello, pero sí hemos podido escoger nuestros senderos con mayor claridad al impregnar la historia con el pensamiento alumbrando, como disgregando cuestiones, sobre el vacío descorazonado de nuestras ilusiones y promesas no cumplidas.

“La idea es lo absoluto” concluirá abruptamente un eufórico Hegel tras cientos de páginas de indagaciones en su Filosofía de la Lógica. La idea reina aquí como la soberana de potestad incontestable que se encumbra sobre las condiciones imperantes de las circunstancias, sus facultades las ejerce resolviendo el mundo como sin antecedentes: “tomándolo desde la nada”. En la historia del pensamiento español tenemos un personaje que, en cada nueva situación, siempre gusta por tomar también al mundo desde la nada: como construyéndolo todo de nuevo con sólo volver a pensarlo. José Ortega y Gasset, mejor conocido por mártir de las circunstancia, ciervo de la vivencia y apóstol de la razón vital, es el pensador en lengua castellana que más se afanaba en la comprensión desde la vida misma, desde la vivencia. Ortega empuja el pensamiento con un filosófico deseo que es el de comprender desde dentro los asuntos que le son desde fuera; llama la atención sobre los detalles, sobre las cosas pequeñas y cotidianas que están entre nosotros como materiales dispuestos a ser disecados de su esencia para renacer en la reflexión con toda su potencia auroleada y basificada, en el contexto de un pensamiento determinado: de una idea digna de absolutizarse, de circunstanciarse, ese es el perfecto efecto creado por un hombre espejeante del Universo y siempre atento a todas esas cosas de las que puede apropiarse con sólo pensarlas y, después de retenerlas, hacerlas funcionar en nuestro espacio delimitativo lo cual es, en una palabra, nuestra circunstancia.

“La circunstancia! Circum-stantia! ¡Las cosas mudas que están en nuestro próximo derredor! Muy cerca, muy cerca de nosotros levantan sus tácitas fisonomías con un gesto de humildad y de anhelo, como menesterosas de que aceptemos su ofrenda y a la par avergonzadas por la simplicidad aparente de su donativo.1" Y el hombre circula entre las cosas como respetuoso del silencio, sintiendo el miedo natural hacia lo que le es extraño y remitiéndose a su propio pensamiento cuando se debe penetrar la naturaleza indómita que se afana en imponerle su ritmo y cantidad a la vitalidad del transéunte cercano. La realidad vital es una construcción, en ello medita quijotescamente Ortega, como convencido que la historia vital del organismo impone una lógica de apropiación pensante del individuo para con su circunstancia; no sólo se amolda el mundo a la perspectiva humana sino que, inherente a la vitalidad es la adaptación y la evolución, esto es, que el hombre también se ve definido por los cambios constantes de una realidad circunstancial que escapa recurrentemente al dominio: "la reabsorción de la circunstancia es el destino concreto del hombre. Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo2".


1 Ortega y Gasset José, Meditaciones del Quijote, Espasa-Calpe, México, 1994, P.25.
2 Op. Cit. p.30.

domingo, 9 de octubre de 2011

DERRIDA Y LA DEMOCRACIA POR VENIR


"¿Cómo va el mundo?"
"Se desgasta, Señor, a medida que va creciendo."
Timón de Atenas. William Shakespeare.

Por Luis Domínguez Bareño.

  Un año más desde la desaparición física del gran pensador; la muerte fue un tema obsesionante en  Jacques Derrida: el judío argelino, devenido francés y recordado cosmopólita por siempre. Finalmente dejó de existir el día 9 de octubre de 2004, tras sucumbir al cáncer de páncreas que terminó por hacerle caer su pluma, por tierra rodaba su infatigable garabatería que hereda al mundo varios cientos de hojas filosóficas que siguen siendo editadas en diferentes libros; Derrida nos habla desde la tumba, desde el más allá su fantasma sigue arrojando luces al más acá, seguir creando en este mundo: la herencia derridiana es una apuesta por emplazar la razón a través de la escritura y tener (o dejar), en este mundo, todo lo que habíamos aplazado para el otro.
 La técnica de éste filósofo para abrevarse realidad nunca fue tal, ni método ni recetario epistemológico para apropiarse un conocimiento, la llamada deconstrucción derridiana es apenas un esbozo que se reafirma en el tiempo, una estrategia que pugna por ver realidades extendiéndose hacia los márgenes, busca absorver los textos extrayendo lo que nunca había sido abordado: desrealiza lo establecido infinitizando la libertad en el ámplio territorio de la textualidad. Encontrar significaciones en los límites del pensamiento, estos límites de lo escrito hacen  reinsertar sentido a todo el constructo de entendimiento implícito en lo leido: toda lectura es digna de ser leída y reentendida en el tiempo, esto hace la diferencia de la escritura con el discurso; la crítica del logocentrismo tiene su manía derridiana en la constante desestructuración que ofrece la palabra escrita: lo dicho en un tiempo guarda relación con su propia época y apaga su significado en un intervalo histórico donde los sujetos entienden por compartir un tiempo común. En cambio la escritura abre lo dicho a la intemporalidad de la interpretación que puede ir surgiendo y resurgiendo como pluralidad de interpretaciones, abre al futuro la posibilidad de seguir discutiendo lo dicho en un momento dado sin clausurar la posibilidad de entendimiento por la barrera de la circunscripción de lo dicho a un contexto claudicable.

 Sin duda, esta conversación derridiana con los textos, involucra al filósofo en una dinámica de significaciones que se van sobreponiendo sin afirmarse; pero en la madurez del pensador  hay una afirmación, una afirmación entre tantos temblores que circundan su pensamiento; algo para inquietar sin duda y, más aún, tratándose de asuntos públicos: cuestionamientos que se vieron envueltos en la esfera política. Esa afirmación derrideana es la constatación de una promesa, la retardación humana del ideal es la esperanza de algo que ha de venir después de la noche, el despertar de la democracia aún es un alba prometido por desarrollarse. Este algo por venir es afirmado y, a saber, esto es que la democracia está por venir, más bien que la democracia es una promesa, que la democracia es un porvenir sin cumplimiento.

 El tiempo político de la espera tiende sus redes hasta los mas elevados valores de nuestro omnipresente sistema mundo capitalista. Los ideales hoy monopolizados por el pensamiento ultraliberal y profundamente propagados: el derecho, la democracia, la libertad, todas esas necesidades de la dignidad humana que ahora se tasan -y jactan- en atributos del sistema liberal ¿Qué no venía la democracia de Atenas? ¿Qué no la justicia era la diké arcaica trasmutada en derecho en la Antigua Roma? ¿Qué no la libertad se afirma en la emancipación humana? emancipación de la conciencia que recorre el dialéctico camino hasta llegar a la autonomía decisitoria, la que edifica una sociedad libre para elegir materialmente como colectivo y como individuo. La esperanza política es la contestación a una realidad que no termina de procesar conceptualizaciones, la esperanza es la respuesta posthistórica a la consumación sin final de los grandes ideales no realizados; es la apertura a un futuro por venir donde habitan todos nuestros ideales por afirmarse.

 La opinión pública galopa cambiante, en el día a día de la política, como la "silueta de un fantasma, como la obsesión de la consciencia democrática"1. Este cambio desborda estructuras y cuartea normatividades con un sobrepujamiento digno de la aceleración de nuestro tiempo; por eso tenemos una insatisfacción generalizada con todas nuestras visiones totalizantes, pues esta opinión pública genera conflictos y nuevas realidades, genera derechos y poderes que deben ser engullidos por la maquinaria del Estado que ya tiene sus propios problemas en apropiarse de las demandas. Esta ubicuidad para posicionarse de la opinión pública crea crisis de representatividad en los canales legislativos de la política tradicional. La democracia no se ajusta a la realidad, a "esas acumulaciones, concentraciones, monopolios, en una palabra, a todos los fenómenos cuantitativos que pueden marginalizar o reducir al silencio aquello que no se ajusta a su escala"2.

 Por no sucumbir al desasociego nos consideramos depositarios de una tradición que contiene algo de objetualidad, nos sabemos herederos de palabras cargadas de significados humanos por realizarse, diría Derrida que esas palabras que se reciben de la tradición pero se transforman, necesitan seguirse transfigurando, por eso considera que no existe democracia pues es uno de los conceptos que mas encierran una promesa: es algo que siempre está por venir con el pensamiento, no hay acción política sin el pensamiento. Hay que remover los cimientos repensándolos: justicia no es derecho, libertad no es globalización, democracia no es representatividad. En la moderna democracia liberal hay un fracaso entre el hecho y la esencia ideal, hay un fracaso entre lo que hemos hecho y lo que nos queda por resolver; a ésto, Derrida lo conoce como un hiato donde vagabundea la idea como acontecimiento de la democracia por venir. Este mesianismo de la idea democrática es una respuesta posthistórica, una reacción violenta -como sólo la filosofía sabe violentar la palabra- contra toda la superchería liberal que habla del fin de la historia, del fin de las ideologías, del fin de las esperas y la realización, por fin, de los ideales humanos bajo el manto de la democracia liberal: toda una parte del mundo necesitado de los bienes, ya no se diga ideales, sino materiales vuelve irrealizable la toma de protesta del advenimiento de una democracia efectual; por eso la protesta derridiana, por eso la promesa democrática es "esa relación escatológica con el por-venir de un acontecimiento y de una singularidad, de una alteridad inanticipable"3. Apertura mesiánica a lo que viene, apertura y espera del que viene: "aquella o aquel para quien se debe dejar un lugar vacío, siempre, en memoria de la esperanza"4.

1. Derrida Jacques, El otro cabo. La democracia para otro día, Ediciones del Serbal, Barcelona, 1992, p.85
2. Ibid.
3. Derrida Jacques, Espectros de Marx. El Estado de la deuda, el trabajo y la nueva internacional, Trotta, Madrid, 1995, p.79.
4.Ibid.

domingo, 2 de octubre de 2011


¡Gracias por compartir con nosotros el nuevo libro del Dr. González Galván!


En el blog estamos festivos pues, el pasado jueves 29 de septiembre, presentamos el nuevo libro de diálogos filosóficos del Dr. Humberto González Galván titulado "Radio y Filosofía: tradición y juego de espejos: tiempo." Muchas gracias a todos los que acudieron a pasar con nosotros un rato de charla amena y conversación profunda sobre tema tan importante en el andamiaje teórico de las Humanidades. Seguirán los ecos de esta presentación en próximos días, estén pendientes.



sábado, 7 de mayo de 2011

Conversación de pasión 2.

Conversación entre Humberto y Jenicce sobre recovecos y recuerdos conceptuales: Conversación Pasión 2


Foto de atardecer en la Bahía de La Paz, BCS.

viernes, 8 de abril de 2011

Ejercicio intertextual por Humberto

Epígrafes de la novela "Sale el espectro" de Philip Roth, seguidos del ejercicio intertextual realizado por Humberto: Ejercicio intertextual


Imagen tomada de "GRAZNIDOS Weblog. Del amor, la fe, las ideas y las bifurcaciones".

El amor como pieza de nuestra existencia por Susana

Seguimos reflexionando sobre el tema de "la media naranja" con algún entresacado de ideas platónicas del divino diálogo "El Banquete -o del amor-": un análisis existencialista del amor


Imagen tomada del blog "Aquí está la rosa, baila aquí: la habladuría. Bitácora de una filosofìa botánica".

viernes, 1 de abril de 2011

¿Qué es filosofía? discurso de Zizek desde su alcoba

Empezamos el mes con una transcripción de lo dicho por Zizek en un diálogo filosófico entre sábanas:

"Yo no pienso a los filósofos dando respuestas, en una situación semejante no necesitamos a la filosofía. Pienso que la grandeza de la filosofía no es el sentido común de que "los filósofos sólo hacen preguntas y demás."

¿Qué es la filosofía? la filosofía no es lo que algunas personas piensan: algunos ejercicios locos acerca de la verdad absoluta, porque entonces tu puedes adoptar una actitud crítica y decir: "nosotros, el pensamiento científico, estamos tratando con lo real, con los problemas solubles, mensurables y, por otro lado, los filósofos sólo se preguntan sobre cuestiones estúpidas metafísicas, etcétera: juegan con la verdad absoluta que todos sabemos es inaccesible."

No, yo pienso que la filosofía es una disciplina más modesta. La filosofía verdadera responde a diferentes preguntas, ¿Cómo un filósofo se aproxima al problema de la libertad? no diciendo "¿Somos libres o no?""¿Existe dios o no?", son más bien otro tipo de preguntas y son simples, llamadas preguntas hermenéuticas: ¿Qué significa ser libre? entonces esto es lo que básicamente hace la filosofía: apenas una pregunta.

Cuando usamos ciertas nociones, cuando nosotros hacemos ciertos actos y así sucesivamente ¿cuál es el horizonte implícito para entenderlo? No es preguntarse sobre ideales estúpidos: "¿Hay verdad?" No, no es esto, la pregunta es "¿qué significado tiene el que yo diga esto es verdad?" Como puedes ver esto es una cosa modesta: esto es filosofía. Los filósofos no son hombres locos que buscan alguna verdad eterna."

martes, 29 de marzo de 2011

viernes, 25 de marzo de 2011

Sección: Frases sobre frases por Luis D. Bareño.

"No podemos emplear mejor nuestros ocios que en familiarizarnos con las glorias del pasado y el espectáculo de la fatalidad en que todo sucumbe.”[1]

 Así abre la novena de doce conferencias transmitidas por radio en la Universidad de Basilea, a mediados del siglo pasado, por el filósofo y psiquiatra alemán Karl Jaspers.

 La realidad más esencial es pues, para el humano, la historia de la humanidad. El horizonte del pasado se nos abre, de par en par, en cuanto echamos una consulta a todo lo sucedido anteriormente como actos humanos o inhumanos, pero hechos por humanos. Jaspers nos invita a una reconsideración desde la mirada de lo acontecido, arrancarnos del presente autoconsumido velozmente, asomar la cabeza de la meseta de este presente tan achatado para percatarnos de lo más elevado que hemos podido traer al mundo, de las altísimas realizaciones de nuestros ocios creadores, de las hoy tan olvidadas construcciones imperecederas, obras y costumbres... nuestras hoy lejanas y tan ex-buenas costumbres.

 El espectáculo del devenir, el espectáculo del ser aquí y el espectáculo del derruir, todo se entrecruza en miradas, temblorosas por la esperanza de nuestra cultura. Todo se presentifica desde un pasado que ya fué y una lucha contemporánea por imponer lo que debe ser. Generaciones de existencias asociándose para cuajar sentido a su porvenir, devorando destellos de felicidad, procesando datos candidatos a ser arrumbados, acumulando textos sobre textos, megabytes sobre terabytes, polvo sobre polvo, todo lo va procesando el polvo del olvido.
 Existencias diminutas, casi celulares, queriendo hacer fechorías ante la ausente mirada de los dioses, hipermodernos Prometeos queriendo privatizar el fuego del alma, deseando robarse la eternidad para su gloria personal. Nuestro dichoso ir viviendo por senderos de humanidad nos olvida del significado de nuestra unidad, de nuestra naturaleza viva que también es muerte,  irremediablemente condenada a muerte; naturaleza que brota, florece y declina hacia la nada, en el espectáculo de la fatalidad en que todo, en cuanto humano, sucumbe.

  Y aún así, sin concebir direcciones, sigue dando pasos nuestra civilización, “nuestra vida avanza en medio de las luces que se cruzan entre el pasado y el presente.”[2]


[1] Jaspers Karl, La filosofía desde el punto de vista de la existencia, México, F.C.E., 2001, pág. 96.

[2] Jaspers, Loc. Cit.

Sobre la conversación: Calambur.

¡Hola! En esta conversación se trata el tema del juego de palabras. Escuchen, piensen y disfruten:


Calambur